domingo, 19 de octubre de 2014

DÍA DE LA INDEPENDENCIA

Yo soñaba cantarte canciones bajito al oído,
besarte despacito en las mejillas,
acariciar tu boca
como la primera vez.
Llenar nuestras almas de café con leche,
de días mirando ganar nuestro equipo,
gritar juntos goles y festejar
dándonos un abrazo en tu sillón.
La primera vez que te vi,
me llené de estrellas la mirada
y adoré cada rinconcito de tu cuerpo,
me abrigué con tu piel sin saber que nunca sería mía.
Llegué a mi casa y te escribí
y te dije que te quería tanto que mi corazón explotaba
y vos me dijiste que mi mirada sanaba tus heridas,
mi mirada te sanó tanto como para no querer volver a verme.
Hoy me acordé de vos y me enojé,
pensé y me di cuenta que, cuando hay mucho para decir,
lo mejor es no decir nada,
aunque cambiaría lo que sea por un rato más con vos.
El Día de la Independencia sin saberlo firmamos nuestra despedida
en la parada de un colectivo que ya no nos verá.
Buenos Aires nos vio hermosos,
en la casi puesta del sol,
antes de nada, después de todo.

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