Cansada de mirarlo cerré los ojos e intenté imaginar otra postal. Ya no escuchaba su voz sino la música de fondo. La canción que sonaba era la que sonó la noche que nos dimos el primer beso, entonces, en vez de transportarme a otro lado, con otra persona, retrocedí en el tiempo y volví con él pero cuando era hermoso, cuando lo más exagerado que podíamos hacer era amarnos con gran deseo. Entonces, abrí mis ojos y lo besé. En ese mismo instante él dejó de hablar y por un instante volvimos a ser dos grandes amantes.
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